Quedarse
encerrado imaginándote en otro cuerpo no es una solución posible, esconderte en
la cama es una autovía, sin peaje, hacia la depresión más profunda. Quizás no
es algo curable, pero ni por un instante se trata de una condena eterna, sino
de una lucha que hay que librarla en el mejor escenario favorable posible, y no
hay otro que bajo la mirada penetrante del sol. Seguramente la batalla sea
contra ti mismo, he ahí la cuestión de cómo se debe plantar cara a esos asuntos
tan delicados.
Una
buena receta para muchos de estos males, por su prevención y futura disolución,
son los paseos al abrigo del sol. Este gran astro puede ser un fiel compañero,
siempre y cuando no se abuse de su amistad. Nos ofrece un medicamento gratuito
y sano; un médico de cabecera con una receta general: vitamina D. La mejor fuente de salud
que nos presta el sol por medio de pequeñas dosis regulares que nos
ayudan a disminuir el riesgo de cáncer, todo en su justa medida, una
sobreexposición será contraproducente. Lo poco gusta, lo malo quema. Solo de
cada uno depende la voluntad de su fuerza, la superación se consigue, no es
fácil, por tanto no lo destruyas, déjala que fluya junto al sol.
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