viernes, 5 de octubre de 2012

Un camino hacia la vida



 Nos levantamos cada mañana tirando de las sábanas, nos rascamos la rabadilla y viaje al baño, una sacudida de agua en la cara y comienzan las quejas tras una despedida prematura a las legañas. Un día nos da por decir que tenemos arrugas, otro acusamos al sol de que nos haya quemado, que cosas… Pero nunca pensamos en los verdaderos problemas que tiene que presenciar algunos espejos. Aún siendo de noche y predominando la oscuridad, algunas personas sufren en soledad y sin un rayo de esperanza. Surgen enfermedades para casi todos desconocidas, solo reconocibles por unos pocos, los que las padecen. Sin entrar en detalles innecesarios, solo nombrar dos lacras de la salud como son: la esclerosis múltiple, y cualquier tipo o ramificación de cáncer, nada visible con una rápida ojeada, pero más doloroso que cualquier infección cutánea.

Quedarse encerrado imaginándote en otro cuerpo no es una solución posible, esconderte en la cama es una autovía, sin peaje, hacia la depresión más profunda. Quizás no es algo curable, pero ni por un instante se trata de una condena eterna, sino de una lucha que hay que librarla en el mejor escenario favorable posible, y no hay otro que bajo la mirada penetrante del sol. Seguramente la batalla sea contra ti mismo, he ahí la cuestión de cómo se debe plantar cara a esos asuntos tan delicados.

Una buena receta para muchos de estos males, por su prevención y futura disolución, son los paseos al abrigo del sol. Este gran astro puede ser un fiel compañero, siempre y cuando no se abuse de su amistad. Nos ofrece un medicamento gratuito y sano; un médico de cabecera con una receta general: vitamina D.  La mejor fuente de salud que nos presta el sol por medio de pequeñas dosis regulares que nos ayudan a disminuir el riesgo de cáncer, todo en su justa medida, una sobreexposición será contraproducente. Lo poco gusta, lo malo quema. Solo de cada uno depende la voluntad de su fuerza, la superación se consigue, no es fácil, por tanto no lo destruyas, déjala que fluya junto al sol.

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