Por suerte en esta vida existen
personas tocadas por un ángel, a los que de tanto ofrecimiento gratuito
exportado, reciben un apoyo inimaginable. Tengo que destacar en esta entrada el
nombre de un gran hombre: Fernando Cáceres (7 de febrero de 1969, San Isidro, provincia de Buenos Aires). Él no es extremeño, sino argentino, y ha
recorrido innumerables campos de fútbol desde su debut en 1986 con Argentinos
Juniors, como dicen en su país; es un gran canchero.
Su estatura 1.80 cm
le hizo valedor de establecerse como el jefe de cualquier zaga, siempre atento
y ordenado, su logística formaba parte esencial de lo que fue su posición en el
eje defensivo. Quizás no brillaba por su presencia la técnica que tanto se
valora ahora, pero Fernando sabía colocarse en el lugar oportuno, estaba en el
sitio del conflicto incluso antes de que éste sucediera.
Tuvo que dividirse en dos tierras
separadas por un gran charco que nunca dudó en cruzar. Se convirtió en
abanderado tanto del su lugar de nacimiento como de donde surgió su
asentamiento en el deporte, su querida España. Sus botas formaron parte de la
historia de grandes terrenos de juego como la Romareda; Zaragoza (1993-1996),
Mestalla; Valencia (1997-1998), Balaídos; Celta de Vigo (1998-2004) y el Nuevo
Arcángel; Córdoba (2004). Sus largos paseos por el césped de los estadios de
nuestra Liga le hicieron hacerse un hueco entre los jugadores mayor aclamados y
más queridos.
Un comportamiento ejemplar fue su
premisa siempre presente dentro y fuera del estrambótico y comercial mundo del
fútbol. Todo esto le sirvió para pertenecer a esos pocos luchadores con escudo
de su nación en el pecho, Cáceres pudo hacerlo durante los años 1992 y 1997,
proclamándose campeón de la Copa América en Ecuador en 1993.
Pero, y aquí saco mi vena maña,
por lo que muchos le recordamos en lo que a hitos deportivos se refiere es por
ese fantástico año para el zaragocismo, aquel 1995. La alineación de aquel
entonces te hacía salivar de manera inefable: Estos héroes unidos eran:
1-
Andoni Cedrun.
2- Alberto Belsué.
3- Chucho Solana.
4- Fernando Cáceres.
5- Nayim.
6- Xavi Aguado.
7- Miguel Pardeza. (c)
8- Santi Aragón.
9- Juan Eduardo Esnáider.
10-
Francisco
“Paquete” Higuera.
11- Gustavo Poyet.
Este equipo llevó al Real Zaragoza, en la
noche del 10 de mayo de 1995, al título más importante de su historia al lograr
la Recopa de Europa, por 2-1, ante el Arsenal inglés en el Parque de los
Príncipes, en París. Algo que sabemos que nunca va a poder ser superado en la
vida. Por eso aun podremos decir eso de: “Siempre nos quedará París”.
Como buen ex-zaragocista, Cáceres
tiene un corazón de león al servicio de la humanidad. Este sudamericano
emigrante se hizo un hueco en la hinchada blanquiazul con el sobrenombre de “el
negro”, como así se le llamaba con anterioridad, y llevado sin racismo alguno.
Un cisne negro al que siempre le tocaba bailar con la más fea y nunca se quejó.
Y llegó el fatídico día, nadie lo
esperaba, pasó muy rápido sin levantar polvareda pero pronto llegó la ventisca
de arena a todos los espacios abiertos. El día 1 de noviembre de 2009, Cáceres
iba en su coche negro –no podía ser de otro color- por una de las calles de la localidad de
Ciudadela, Buenos Aires, cuando tuvo que verse obligado a parar el vehículo
tras ser increpado por cuatro desalmados delincuentes. Éste recogiendo valor se
negó a suministrarles lo que pedían sin darles el gusto que tanto ansiaban.
Este embrollo culminó con el peor final que podía haberse dado; apretaron el
gatillo y la bala fue directa a la cabeza del bueno de Cáceres. Perdió un ojo y
se fracturó el cráneo, en esos instantes de la hospitalización, todo el mundo
del fútbol apoyó a esta gran persona, las muestras de ánimo y cariño iban en
aumento constante y exponencial.
Las operaciones se alargaban y se
prolongaban en su intento de extirpar el proyectil de su cabeza, mientras
tanto, se juntaban amigos del deporte balompédico para disputar encuentros
amistosos a favor de la ausencia del crimen y siempre teniendo de trasfondo la
figura de Fernando. Finalmente, y mediante las palabras del médico que lo operó en el hospital Ramón Carrillo, se
dictaminó que la bala se alojó en un lugar muy complicado y no se pudo extraer.
Fernando se estaba recuperando poco a poco de las graves lesiones, la oscuridad
debe esperar para “el negro”.
Un caso similar ocurrió en
2010 con el delantero paraguayo Salvador Cabañas, quien estando de madrugada en
una discoteca de la capital mexicana, fue tiroteado por varios individuos
cuando se encontraba con su esposa. Un año más tarde, y con 30 años a sus
espaldas, se encontraba entrenando con el campeón de Paraguay, el equipo Libertad
de Asunción.
En
estos días hemos vuelto a comprobar el estado de ánimo y la respuesta física
del que fuera estandarte del zaragocismo de la Copa del Rey de 1994 contra el
Celta de Vigo y, por supuesto, la Recopa de Europa. Fernando concedía una
entrevista en exclusiva tras anunciar que había vuelto a nacer. En ella se
observa como su pasión por el fútbol sigue intacta, y sufre cuando nuestro Real
Zaragoza posa pie y medio en el descenso a la liga Adelante. Pero, lo más
grande de todo, es que no quiero dejar escapar la oportunidad de poder entrenar
algún día al equipo de la capital aragonesa. Lo último que podemos escuchar en
la entrevista, y siendo palabras textuales es:
Y
a los hinchas del Zaragoza, que me guarden un
lugarcito porque algún día seré el entrenador del equipo con mi amigo el Pipa
Gancedo. El que antes era un vago y ahora va a tener que correr.
Todo
el zaragocismo esperamos que así sea y que inculque todos los valores que
Cáceres representó para el fútbol profesional y que quedaron implantados en el
escudo del león. Hoy “el negro” ha vuelto a rugir.