jueves, 16 de agosto de 2012

La culpa es de la vaca: Jaime Lopera Gutiérrez y Marta Inés Beltrán


A mis manos cayó hoy un fragmento de este libro con título más que llamativo. Quizás mi mente ahora está poco receptiva, pero puede captar el intento de optimismo que se quieren dan a entender con este texto. Estos párrafos hacen mención a cómo enfrentar tus miedos una vez se cruzan en tu camino. Con una gran metáfora relatan la historia de cómo un cocinero hierve en tres ollas un alimento distinto en cada una: una zanahoria, un huevo y café. Tras la ebullición cada uno de estos condimentos se muestra de una forma: La zanahoria que parecía dura tras luchar contra el calor al final cedió y se puso blanda. El huevo que es maleable se vuelve duro y, sin embargo, el café hace que el agua cambie. Por tanto si tomamos el agua hirviendo como una metáfora, ¿cómo nos debemos enfrentar al mundo? Podemos, como una zanahoria, deprimirnos cuando algo va mal y así demostrar que teníamos una coraza o, podemos volvernos rígidos tras un hecho inesperado y cambiar totalmente nuestra personalidad como el huevo. Pero por lo que tenemos que combatir es por ser café y ser nosotros los dominadores de los miedos o de los traumas que tengamos. Su apariencia es difícil por eso lleva de una guerra constante, día a día y, sobre todo, si cada vez la cuesta es más larga.

La solución sería dejar de lado los malos pensamientos, que son aquellos que tu mente impone y que no son verdaderos, y atarse a los buenos momentos de la vida. Eso es la teoría, ahora toca ponerlo en práctica. Se intenta siempre ir en busca de la felicidad, pero nunca sabes donde podrías encontrarla, esa es la verdadera complejidad. Podría asemejarse en algunos aspectos al libro de Robin S. Sharma, El monje que vendió su Ferrari. En esta obra el personaje principal escapa de la rutina inservible y de la espiral sin sentido en la que se encuentra inmerso, para acabar en una orden de los monjes con su pleno convencimiento de que ese es el camino. La dirección de nuestra vida o cómo nos aferremos a ella es solo decisión de uno mismo, al igual que el modo de vivirla. Y así lo refleja en una de las frases que aparece en este libro: “Cuando has cultivado un sentido profundo de la fe en tus posibilidades, y un espíritu indomable, nada puede impedir que cumplas lo que te propongas” (página 111). Aun así, se que es complicado, que me lo digan a mí…

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