domingo, 26 de agosto de 2012

Frost contra Nixon


El género de las entrevistas, un modelo de periodismo válido para cualquier circunstancia. Sonsacar información es su meta, sus herramientas; la profesionalidad. Saber cómo responder frente a situaciones adversas y reponerse de los batacazos en forma de argumentos verbales de tu oponente. Así se presenta la película –basada en hachos reales- El desafío: Frost contra Nixon. Una alegoría al esfuerzo y la constancia. El reconocer unos valores que muchos piensan que todo el mundo posee al nacer; ¡No todo el mundo es periodista por saber coger un lápiz señores! Que existen individuos a los que va dirigida la frase: “Le gusta más que a un tonto un lápiz”.


No confundamos churras con merinas. No tomemos como ejemplo de periodismo los engendros de programas pilotados por italianos, o los insultos a la cultura de algunos de los tertulianos más alabados. Porque estas personas engrandecen el trabajo –a veces desconocido- de profesionales de la escritura a mano alzada, como si apenas pensaran, podría citar muchos pero me quedaré con el que ha engendrado libros de periodismo como manuales a llevar siempre presentes en cabeza y bolsillo, Fernando López Pan.

Sus obras son santo y seña de mi estudio, más que una guía es el GPS que te lleva directo a tu destino de la manera más corta y eficaz. Palabras con sentido, dar sentido a las palabras y no hablar por hablar llegando a los gritos y pasando por los rebuznos que podemos observar en los gallineros de la jaula tonta.

David Frost, pese a ser consagrado como showman, se atreve a meterse de lleno en las entrevistas de a fondo. Un género que requiere de mucha práctica y más si el entrevistado forma parte del ámbito político, no debes dejar que se vayan por las ramas.

Este afamado presentador británico toma la iniciativa para aprovechar la oportunidad de ponerse frente a frente con el ex presidente de los EEUU Richard Nixon, una ocasión única para tratar temas tan tabúes como el indulto por parte de Gerald Ford o el caso Watergate.

Un periodista no desaprovecharía nunca esa acometida, e incluso, pagaría como hace Frost, para tener una cita tan importante como la que consigue. Dudo que cualquier persona tuviera lo que hay que tener para mantener un diálogo con ritmo, educado, agresivo y certero frente a rostros tan polémicos.

La solución es bien sencilla, leer y estudiar y saber criticar consejos y libros de los más importantes periodistas habidos. 

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