martes, 4 de septiembre de 2012

Hoy pienso, mañana seré otro



Hay momentos en los que debes cambiar de aires o sino, sales volando por culpa de un tornado arrollador. Y es que resulta muy ilustrativo el estar viendo, como me ha pasado a mí hoy, una película en la televisión como es: “Wanted”, con una gran Angelina Jolie, y sentirte reflejado en una frase que nunca te gustaría compartir: “Lo peor de acabar la jornada, es que mañana será el mismo día”. Escuchar esto de boca de un personaje que interpreta a un desgraciado contable es un poco lamentable, todo el mundo se le echa encima al joven protagonista Wesley Gibson, interpretado por James McAvoy; su gran jefa no la da tregua, su novia se la pega con su mejor amigo, y para rematar –nunca mejor dicho- le quieren asesinar. Un lujo de existencia vamos; y lo peor de todo, salvando y guardando las distancias, es que yo mismo me identifico con él. Sucesión de verdades, una detrás de otra que asustan y predicen un futuro aún no escrito, pero para nada obviado.

Cómo sentirse un “mierdas” cuando lo de alrededor no te convence, necesitas algo más pero no sabes el qué, un enorme dilema dilatadamente cuestionable. Largos paseos, anchas dudas, profundos pensamientos, y una visión ampliada al resto de posibilidades que eres capaz de abrir en estas horas intempestivas. En ocasionadas épocas de vuestras vidas, ¿no os parece que estáis anclados en el día de la marmota? Lo peor de esta fortuita entrada es que no sabes cuando sales de esta espiral, si es pasajero o siempre estás en ella salvo en circunstancias positivas de la vida.

Y ahora ¿qué camino escoger? El que conoces de sobra todo su asfalto y sus curvas y te resulta monótono cada viaje, o te atreves con algo nuevo? Los arrepentimientos no tienen cabida en las decisiones arriesgadas. Si todo te parece lo mismo y encuentras taras no veo por qué razón no podemos desviarnos un poco de la senda o, incluso retroceder lo hecho, si se puede, para tomar la salida anterior dirección a ninguna parte del pasado. Solo puedo cerrar esta mini-entrada reflexiva con una frase aparentemente sentenciadora, pero que no hace mal a nadie, ni siquiera a uno mismo, únicamente es escrita para que mi turbada mente no la olvide.

 Lo dicho ahí queda; lo hecho, aún queda por decir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario