viernes, 21 de septiembre de 2012

TOLERANCIA I : Las palabras se las lleva el viento



Con el asentamiento del habla y las palabras nacieron las opiniones, le siguieron las expresiones, y se impusieron las locuciones separatistas. Hablo de acusaciones usadas como muletas para lisiados de la habladuría mundana. De cuando en cuando, el apoyarse en una frase afilada corta de cuajo toda relación con el oyente. Sentenciamos con dictámenes como, “trabajar como un negro”, “correr como un negro”, “cuento chino”, “merienda de negros”. Y si acaso esto no nos hace llamar la atención reclamaremos la ayuda de rumanos para partir piernas.

Hemos sufrido el legado del pasado que aun arraiga en nuestra arcaica educación. Mientras no se de un gran cambio, las actitudes, al igual que las aptitudes para la tolerancia a la diversidad racial, continuarán siendo un tema tabú. Ni siquiera usamos eufemismos, salimos impunes utilizando vocablos extremadamente racistas, homófobos, machistas e hirientes, que convertimos en algo casual y común en nuestra sociedad. Se nos ha diagnosticado empatía amnésica; nos damos cuenta de lo poco equitativa e injusta que es la vida durante unos efímeros segundos. Ése es el único momento de nuestra existencia en el que nos convertimos en luchadores de la igualdad, en esa minúscula porción de tiempo que ni de lejos es equiparable a la labor por humanizar que realizan algunos grandes altruistas de la generosidad.

Por eso, la pluralidad del lenguaje ayuda a crear la desigualdad, el jugar con las palabras para maltratar sentimientos sin necesidad, y que degeneran en una sociedad con finalidad luchadora por ser la más vulgar de entre todas las demás. Al fin y al cabo ¿por qué nos sacia más el fracaso del musulmán si eres cristiano, africano, si eres caucásico, adulto, si eres joven, que nuestros éxitos en la vida? Estamos equivocados en lo que a conciencia respetuosa y pedagógica se trata; hasta que se produzca un cambio generacional con nuevas ideas de cabezas no perturbadas por otros, el camino seguirá siendo pedregoso y, sobre todo, repleto de mala hierba creciente e inmortal.

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