sábado, 22 de septiembre de 2012

TOLERANCIA II : Un Pensamiento Humano Inferior Al Instinto Animal



Hay que dejarlo claro desde el principio; uno no es mejor que otro cuando nace, lo es en el momento en el que muere y se recopilan todos los logros que ha conseguido.  Giramos ante una misma idea; la “tolerancia”, pero no todos somos igual de abiertos de mente como para saber interpretarla de manera similar y/o responsable. El problema no es situarnos todos en el mismo nivel de tolerancia, las discusiones surgen cuando empieza a afianzarse el término en crecimiento exponencial como es la “discriminación”. Estamos acostumbrados a darle preferencia a la marginación frente a un posible acercamiento, cuando concebimos algo como distinto a lo que cada uno somos.

Perdura el  rechazo emocional por un físico que no se puede elegir, se nos inculcan unas creencias que las automatizamos y las hacemos intrínsecas, pero que muchos otros tachan de extrañas. Lo más complicado de asimilar es que seres sin raciocinio como los animales tengan más sentido común que nosotros en factores de empatía. Solo con su instinto saben que es inútil desplazar a sus congéneres, la solución comienza en la unión. Por mucho que tengamos presente todo lo que no consideramos justo, lo primero que se debe poner en marcha es la implicación de uno mismo. Los miedos se superan enfrentándose a ellos, al igual que lo reprochable debe ser atacado con coherencia que nos lleve a un atisbo de esperanza en la humanidad reciente.

Para mi sería un orgullo que se me acercaran y me gritaran que soy un animal, pensaría que esa intervención espontánea hacia mi persona me convierte en un ser preocupado por la sociedad, el entorno y los congéneres que me rodean. Una buena respuesta para este problema planteado constaría de una involución; la transformación de las bestias que somos en animales que no juzgan ni prejuzgan y, mantienen la máxima de que la cordialidad facilita la convivencia. Que la igualdad de la razón se equipare cuanto antes a la paridad racial, étnica y cultural si no queremos acabar con la riqueza que supone la pluralidad de valores. 

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