Agustín
Fernández Mallo, físico y escritor de la denominada generación nocilla (nacidos
entre 1960-1976), me ha abierto los ojos y la mente ante una de las verdades
menos discutibles de la vida en uno de sus trabajos. En la era de las
tecnologías en la que vivimos enfrascados en la actualidad, no hacemos mas que
sentarnos frente a distintas pantallas: la televisión, el ordenador, el
teléfono móvil, el microondas… A veces no pensamos en lo verdaderamente
importante o no somos capaces de disfrutar, perdemos el tiempo frente a las
modernidades yacientes y nos alejamos de aspectos tan importantes como el amor.
Y es cuando éste nos falla cuando nos damos cuenta de la longitud corta de la
vida y de las pocas oportunidades que ofrece.
Vivimos en una
línea muy delgada entre lo que significa vivir y morir puesto que a veces
morimos en vida y es cuando sufrimos un dolor tan fuerte que haríamos lo que
fuera por escapar de él. Que una vida en soledad puede convertirse en un
tormento, por tanto debemos encontrarnos a gusto durante nuestra existencia,
sabiendo siempre adónde queremos llegar y qué debemos hacer para ir hasta
nuestro destino.
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