martes, 19 de junio de 2012

DONNIE DARKO + LOVECRAFT= TERROR FANTÁSTICO


Empezaré señalando que quizás esta película del año 2001 sea de las que más me ha impactado, y no es por otra cosa sino por su extraño final, tan inconcluso como excelente. En esta vida recordamos lo que diferente, lo que nos hace pensar en aquello que ya no es una consecuencia efímera.

Pasamos los días buscando respuestas, a veces incluso sin que se den las preguntas, por tanto no es extraño caer rendidos en la sorpresa de lo sobrenatural, lo que no tiene explicación aparente. La literatura fantástica, al igual que estas películas ficcionadas, nos hacen salirnos del patrón estructural al que estamos acostumbrados, para adentrarnos en un mundo que puede ser mejor o peor, según los ojos y la implicación del lector o espectador.

Un literato que viene a mi mente al hablar de todas las historias sacadas de lo común es el estadounidense Howard Phillips Lovecraft (Providence, Estados Unidos, 20 de agosto de 1890 – ibídem, 15 de marzo de 1937), autor de novelas y relatos de terror y ciencia ficción de inicios del siglo XX. Uno de sus grandes trabajos se concentra en su obra los mitos de Cthulhu, uno de las historias que perdura y seguirá cosechando alabanzas y seguidores con el paso de los años. Terror en el sentido más puro de la palabra, miedo a lo desconocido y a lo que queremos pensar que no es real. Los cerrados de mente no entenderán ninguna de las frases que forman esta Biblia de a ciencia ficción. Mirar lo que nos rodea desde otro prisma y crear situaciones fantásticas en ese ambiente y a través de la pluma de un genio de la literatura. Llevar hasta el extremo los límites humanos y dar un paso más.

A Howard, el pequeño Lovecraft, le gustaba frecuentar parajes extraños y apartados para poder dar rienda suelta a su desbordante imaginación. Quizás una de las razones por las que le gustaba tanto evadirse era por la estricta atadura a la que lo sometía su madre, diciéndole que él no debía jugar con niños de menor categoría, o insistiendo en que era feo y que nunca llegaría a triunfar. Por tanto la herramienta de la escritura le sirvió para mostrar todo lo que sentía y ser capaz de poder expresarse libremente, no como la dictadura familiar que le sodomizaba de algún modo. Desde su infancia destaco en esta habilidad, y pronto se vieron iniciadas sus aportaciones a la literatura, ya fuera policíaca, género que le apasionaba, o de terror. Quizás con la creación de criaturas abordadas desde la fantasía deseaba plasmar ideologías como la de “siendo feo no triunfas”. Su obra forma la esencia del terror extraño y sacado de nuestra realidad, un género basado en lo sobrenatural mezclado con ciencia ficción.

En Donnie Darko resalta una figura extraterrestre que se relaciona con el protagonista, como es el conejo Frank. Este peculiar animal representa todas aquellos pensamientos que muchas veces nos atrapan y juran y perjuran ser poseedores de la auténtica verdad. Ni destacar cabe decir que cada persona que ha visualizado este film tiene una opinión distinta y una teoría acerca de todo lo que el director quiere mostrar. Todo lo malo personalizado en este personaje que podría haber salido perfectamente de la cabeza de Lovercraft. Una historia contada y multitud de teorías que puedes crearte, exactamente igual que como si se tratara de un libro del cual debes imaginar todo el espacio que te describen. Literatura en celulosa o proyectada, pero al fin y al cabo algo no real según nuestras creencias.





El pesimismo fluye por la soledad de cada movimiento de un lápiz capaz de narrar una escapatoria para todo el escepticismo crudo. Le atraía la literatura salida de la imaginación con la que lograba construir historias a través de unos temas prefijados.

En las historias de Lovecraft se repiten varios temas y elementos comunes: introduce conceptos basados en lo desconocido, situaciones o cosas que no comprendemos y no las asociamos a nada que conozcamos, existe mucho afán por lo malévolo, condenas o sufrimientos no cesan en sus tramas. La locura se abre paso cada vez que saltamos de página.

Se apoya con facilidad en seres que sobrepasan lo humano, dioses mitológicos que son venerados por los protagonistas. Relatos en los que es imposible escapar del destino, la confrontación de ideas y el ímpetu por crear situaciones conflictivas es eterno en cada capítulo. Los giros de los personajes envueltos en una atmósfera de terror son continuos.

Siempre aparecerá la lucha, ya sea física o de pensamiento, peleas por un objetivo distinto llevadas a cabo en ambiente hostil, contraposición de egos. Resaltar el componente racista de este autor en lo que se refiere a ensalzar la cultura anglosajona con componentes positivos mientras que las clases bajas eran asociadas a personas de tez oscura. Otro racismo, pero en este caso marginación de género, y es que las mujeres no están muy presente en sus obras, poca variedad de personajes femeninos que muchas veces ocupan el lugar de simples sirvientas.

Algunos de los libros creados por este autor, pese a contener simbolismo fantástico, eran considerados reales para algunas personas: un ejemplo de ello es el Necronomicón que es relacionado con el libro de los muertos. Lovecraft se apoyaba en que solamente relataba acontecimientos, nunca hizo dicotomía o separación entre “Bien y Mal”.

Todo queda en el aire, historias ambiguas donde tienen cabida cualquier teoría que nos autopresentemos. Lo mismo ocurre con Donnie Darko, una película paranoica con mil respuestas para una única pregunta. ¿Hasta donde llega la realidad?


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