En la ciudad de
María de EEUU, es decir, Maryland, se ha llevado a cabo el primer transplante
de cara completa, pasando a ser los pioneros en esta operación de 36 horas de
duración, y en la que han participado unos 150 enfermeros además de los
médicos. Ya no resulta raro leer noticias cuyo interés se centra en la implantación
de algún miembro de un cuerpo a una persona, ya sea un brazo, una pierna, una
mano… según las heridas del propio individuo. Antes parecía impensable divagar
acerca de este tipo de resultados.
Podemos comentar multitud de casos en los
que personas con minusvalías físicas o amputaciones han podido salir adelante,
un buen ejemplo es Oscar Pistorius. Este
corredor sudafricano es conocido, además de su gran capacidad para el
atletismo, por poder participar en unos mundiales con sus dos prótesis en sus
piernas junto con otros compañeros sin ningún problema físico y, se ha puesto a
la altura de ellos en dichas competiciones.
No somos como lagartijas que puedan regenerarse, pero
tenemos más cerca de nuestro alcance las posibilidades de poder seguir siendo
activos en la sociedad y de no ser apartados o repudiados de ésta por ser
inservibles. Quizás ahora con este auge de la tecnología deberíamos prestar más
atención a las novelas que hablaban de un futuro tecnológico, como por ejemplo Yo, robot de Isaac Asimov de 1950, cuando
ya se hablaba de robótica. Más tarde, este libro sirvió de inspiración para
hacer una película del mismo nombre en 2004. Y es que, ya no nos deben resultar
extrañas todas estas conjeturas cuando ya, con Julio Verne, se dio pie a la creencia
de aparatos o especies de naves con las que sumergirse en el agua: 20.000 leguas de viaje submarino. El
futuro está por ver y nos es imprevisible, por eso muchas veces lo mejor de lo
que está por llegar es que es incierto.
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