jueves, 21 de junio de 2012

YO, SOY YO Y MIS CIRCUNSTANCIAS


Necesitamos de pocas cosas para seguir con vida, pero lo que no forma parte intrínseca de nuestro ser es concebir un halo de amabilidad. Fuimos creados para lograr una meta, consecutivamente van incorporándose dichos objetivos en vitrinas individuales. Pero lo que hay que tener claro es que si algo queremos debemos hacerlo nosotros mismos.
Cabezas colgadas en la pared, fotografías agujereadas de clavar dardos. Si fuera por nosotros aprenderíamos a hacer vudú como entretenimiento diario. Malas intuiciones, peores intenciones surgen en cada apretón de manos. Pero a todos nos ha pasado, es muy común, que vemos un espectro de persona y solo con un rápido análisis de sus gestos y lo poco que habla ya le ponemos una cruz marcándole de por vida. Una sensación de desahogo al saber que no conoces a esa persona. Inapetencia a todo lo cercano a él, mantienes siempre la distancia no quieres pertenecer a su círculo, te encargas de huir lo más lejos posible pero siempre en estado de vigía.

Una sociedad llena de palurdos como yo que creen en la buena voluntad. Somos unos 6.500 millones de habitantes y te sorprenden los que no deberían de hacerlo. Egoísmo a raudales por la calle, intentas anticiparte pero las zancadillas se sitúan unas tras otras. A veces se acerca alguien para darte una palmada en la espalda, cierto, pero al más tarde descubres que ese ligero golpe te arrastraba de cabeza al precipicio. Puñaladas traperas que ni los chinos venden, o quizás se agotaron las existencias, mira que es difícil en un bazar que ocurra eso…

Empiezo a desconfiar de la confianza, fiarse de alguien se tasa caro y apenas existe un nutrido surtido de validez humana. Se están perdiendo unos valores que hace tiempo aprendimos y ahora los reconvertimos en una carrera en solitario. El testigo se perdió a mitad de camino. Ahora prejuzgamos antes de conocer, y si entablamos relación, juzgamos más y mejor.

Elección de personajes para nuestra historia, pero teniendo claro que cada uno somos el protagonista y héroe principal. Una novela con cada vez más antagonistas y menos escuderos que libren la batalla contigo. No nos importa, primero yo, luego yo y después si acaso yo. Llego a la conclusión de que preferimos aislarnos en burbujas herméticas porque: mejor solos que bien acompañados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario