La debacle
social provocada por los famoso aunque anónimos mercados ha iniciado una nueva
revolución. Un cambio acentuado en Grecia por la gran implicación ciudadana
para apoyar a grupos extremistas, ya sean comunistas o neonazis.
Resulta más que
lamentable que a grandes males, grandes reveses, si lo de antes no funcionaba
se tirará hacia lo más extremo, ¿dónde está el límite? Que en una rueda de
prensa un gorila en forma de guardaespaldas imponga a los periodistas ponerse
de pie no augura un buen trato.
Con las noticias
internacionales que nos llegan es difícil pensar que en unos años podamos
conseguir trabajo, y se supone que debemos salir de España para poder aspirar a
lo que se quiere… así mal vamos.
Una banda de
enervados hooligans descerebrados no pueden formar parte de una organización
del sistema social. La imposición es la nueva lacra en un sistema liberal y de
libre actuación donde la fuerza le gana la partida a la unión del pueblo.
Soluciones que se muestran distantes en las expresiones malhumoradas de los
cuidadores de lo que se hace llamar “Amanecer Dorado”.
El régimen
basado en la fumigación de lo que consideran innecesario y causante de la
paupérrima situación griega. En su programa de actos tienen subrayado la
palabra inmigrantes, y es que parece ser que ahora los extranjeros que habitan
en el país son la fuente de la desgracia. El destino de Grecia es turbio y sin
salida, pero la aparición de este grupo extremista garantiza el funcionamiento
de unos ideales fascistas que vuelven a saltar a la palestra para poco a poco
instaurarse en la sociedad. En verdad esta política de exclusión de inmigrantes
ya está vigente en otros países ultraderechistas de Europa, más en concreto en
la Francia del ex presidente Nicolas Sharkozy que con su insistencia en separar
culturas ha prohibido la estancia de personas de raza negra en el centro de la
ciudad. Grecia empieza a seguir este mismo camino que los franceses han creado
en Europa.
Después del
aperitivo de los inmigrantes, ahora los ultraderechistas griegos tienen otra
meta; los homosexuales. Pancartas en los barrios gays con unas inscripciones
que dicen: “Tras los inmigrantes, sois los siguientes”. El partido Gazi, como
se hace llamar, ya forma parte, pese a todas estas declaraciones, de la primera
línea de la política griega, y ya han obtenido la no indistinta cantidad de 21
escaños.
Vamos a tener que
infiltrar en esta cúpula a Antonio Salas para que con su experiencia recogida
en el libro Diario de un skin, nos
relate cómo se vive dentro de esta organización todos esos ideales que
sobrevuelan las cabezas de estos individuos sin escrúpulos que lo único que
están incitando es a la violencia sin sentido.
Y es que el
papel representado en Antonio Salas nos hizo comprender cómo se construyen este
tipo de grupos radicales de cabezas rapadas. Su tremendo odio a otros sectores
de la sociedad es lo que les da el sustento para seguir en pie día a día.
Muchos no saben
que quieren ser en su vida y dan el paso para convertirse en un skin con el
único fin de sentirse aceptado por un conglomerado de “sinpelos”. Pero lo que
esto significa que deberán procesar rechazo a todo lo que no sea la unidad del grupo.
Por tanto si en
Grecia están aflorando este tipo de pensamientos de rechazo hacia todos, no
creo que realizando estos actos puedan salir del agujero en el que cayeron. La
división crea discusión, y sin unión por parte de todos las diferencias
cortarán la cuerda que llega a la salida de la cueva financiera.
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