sábado, 23 de junio de 2012

SUJETO PACIENTE, VERBO ACTIVO


Inapetencia, vagancia o pereza. Lo mismo supone que supone lo mismo. Te digo todo y no te digo nada. Estados de ánimo contagiosos incorporados sistemáticamente a nuestros no actos. Permaneces inmóvil mientras todo lo que alcanzas a observar emprende una huida de tu horizonte de visión.

Presencias todo tipo de situaciones, algunas atentan contra lo que tu conciencia dicta como algo moralmente reprochable, otras veces tu atención desvaría concentrándose en alzamientos heroicos. Normalmente no distinguimos ninguna de estas dos, únicamente somos soldados de cera que se consumen en cada puesta de sol.

A veces pienso que solo somos ojos, todo lo que digamos apenas carece de relevancia. Nos quitan el habla, nos ponen palabras en la boca que no reconocemos y ni siquiera entendemos. Formamos parte de muchos grupos de representantes que en nada se asemejan a lo que somos. Yo soy un anónimo en este mundo de famosos, un fantasma con convicciones desconocidas. Como yo, la mayoría se sitúan en mi mismo bando. Dudo que todas las voces que retumban en lo más alto puedan entender todo lo que están expresando. Ahora mismo tiene mayor significado el silencio que la intrusión oral.

Ruidos esperpénticos adornando las calles, cacerolas que cumplen otra función al igual que las personas criticadas por este menaje. Un mensaje común aunque tardío, esperemos que no sea en vano y caiga en saco roto. Bolsas de dinero público en manos privadas, inocentes puestos en bandeja de plata de unos culpables vencedores. Somos criados al servicio de unos marqueses arrogantes sin ideales colectivos. La evolución parece haber llegado antes en algunos sectores, otros somos el último eslabón apenas perceptible para los seres desarrollados.

Hacemos el trabajo sucio, nos manchamos por dentro y por fuera. Llegamos incluso a desarrollar un conflicto interno dándonos explicaciones sobre la necesidad de incumplir la ley por un instante.

Llamadas de atención desde las puertas del infierno, nos camuflamos con nada, pues nuestras caras no son reconocibles, no somos nadie y en nadie nos convertiremos. Inmundicia social, gente teniendo que apalancarse en cada esquina con un cartel atentando a la ortografía.

Experimentos sociológicos instaurados desde que la humanidad tiene conciencia, Marx hablaba desde su entendimiento, división de gobernantes y gobernados. Ahora todo sale a la luz, haciendo un estúpido aunque global homenaje a lo que pudo haber sido un acto terrorista sin precedentes al parlamento inglés con Guy Fawkes. Simbología conmemorativa de la película americana V de Vendetta y su más que reconocida máscara para ataviar rostros que representan el anonimato.

Mucho ha llovido desde la época feudal, pero seguimos conservando un pseudosistema estamental que nos bautiza a los plebeyos como objetivo principal, a los que poder sodomizar sin temor a represalias. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario