viernes, 29 de junio de 2012

Miedo y asco en Salou: SALOUFEST


Hoy toco un tema que aunque no lo pueda parecer, me toca de cerca y me toca la moral, las dos cosas. Estoy en la localidad costera catalana de Salou, segunda tierra de aragoneses. No hace falta que abra el periódico de mi tierra para leer el único artículo relacionado con el lugar que estaba, puesto que si levanto la vista del diario, puedo observar la noticia alcoholizada, con patas y caras quemadas.

No creo que nadie pueda aceptar este turismo de alcohol y descontrol patrocinado y apoyado por el ayuntamiento de Salou, 15 días de fiesta para miles de estudiantes ingleses, escoceses y norirlandeses.

El Heraldo de Aragón recoge, entre críticas, algunas voces a favor de este evento: “De los miles que vienen, solo hay un pequeño porcentaje de gente que se dedica a molestar”, comenta José Antonio Ibáñez, quien lleva más de 20 años viviendo en Salou y preside la Asociación Cultural Aragonesa. Y es que, aunque haya gente que ratifique declaraciones como esta, no podemos pasar por alto la concepción que tienen los extranjeros europeos de España; tierra de fiesta, juerga, bebidas alcoholizadas y libre albedrío sin control aparente.

Todos estos sonámbulos de la noche que buscan desaparecer de sus casas para venir a mostrarnos su inhibición, parecen seguir los pasos de Hunter S. Thompson y su periodismo gonzo.

Cambian destino esta vez, ahora no van a las Vegas sino a España, por tanto el libro pasaría de llamarse Miedo y asco en las Vegas, a Miedo y asco en Salou. Esos sentimientos son los que yo experimento cada vez que me tengo que cruzar con una barriada de ineptos extranjeros que pasean como Pedro por su casa por la costa Dorada. No tienen vergüenza, y la poca que puedan conservar la pierden nada más pisar arena de la playa. Todos los hábitos inadmisibles son bautizados por el agua del mar mediterráneo y observados por bañistas incrédulos.

Estos individuos procedentes de otros países sufren una mutación al llegar aquí, se adentran tanto en la fiesta, alcohol, tabaco, y demás vicios, que ya no saben ni quiénes son, además eso es algo que les da igual. Solo buscan diversión a toda costa y sobre la costa mediterránea. Llamase drogas, cigarrillos o botellón en la playa, todo sea por demostrar de donde vienen y a donde quieren ir.

Se sienten como superhéroes, y es que además hacen todo lo posible por consentírselo. Nunca verás una multa dirigida a cualquier persona de esta índole. Da igual que monten escándalos públicos, que beban alcohol por la mañana en la playa, que exhiban su cuerpo por zonas comunes… la multa siempre aparecerá en la cartera de un español por cualquier tontería justificable, a mi me da asco. Suciedad por las calles –y no hablo de la actitud de los británicos- mobiliario roto… Somos el hazmerreír de Europa. Sufrimos invasiones constantes, tanto es así que empezaron por Gibraltar, Mallorca, Ibiza, Benidorm… y ahora Salou.


Miedo y asco en las vegas lo toman como los sacramentos y la Biblia a seguir, llegar al nirvana a través de drogas. Un modelo de vida que pretenden implantar allá a donde van. Jóvenes dispuestos a derramar su vida por un cubata o una cerveza. Imágenes que deberían ser borradas del panorama del litoral catalán, pero que por desgracia es el pan de cada día en esta semana de sexo, drogas y rock&roll.


2 comentarios:

  1. Es un tema muy polémico pero muy complicado, como en todas partes hay de todo, sólo que lo negativo prevalece en atención por encima de lo bueno.

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    1. Lo único "bueno" en este caso son todo el tipo de ingresos y beneficios que se lleva la ciudad y sus distintos establecimientos. Pero que tenga que ser a costa de perjudicar la imagen de esta localidad deja mucho que desear. Yo solo soy un turista que acude de vez en cuando pero para los asiduos y asentados en Salou supongo que no les hará ninguna gracia ver semejante espectáculo día y noche.

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