Qué extraña sensación nos produce
el presenciar algo que consideramos diferente. Un primer análisis para
identificar que ese ser no es como cualquier otro. Frente al no reflejo
mostramos una empatía negativa. El rechazo a lo distinto, incluso a lo nuevo.
Combatimos nuestra repulsión con violencia, pero nuestros miedos siempre los
aparcamos.
Qué sentimiento podrán
experimentar todas aquellas personas que se sienten estudiadas por miradas
anónimas. Enjuiciamiento sin recesos, sentencias de culpabilidad repartidas por
doquier. Un estudio humano con resultados momentáneos elaborados a todas horas,
sin jornadas de descanso ni de reflexión.
Qué situación se debió dar para
dividir mediante una incisión al azar lo normal y lo raro. Marginación en base
a unas excusas insulsas basadas en absurdas teorías antropológicas llevadas al
límite. Si somos seres diferenciados, no busquemos similitudes que concluyan en
una exclusión por disparidades físicas, ideológicas o sociales.
Qué vida sumergida en vertederos
tienen todos aquellos capaces de soltar excrementos por la boca en forma de
gritos racistas de mierda. Sentirse superiores por algo que no implica esfuerzo
alguno. Lo fácil es no saber afrontar conflictos innecesarios, creación de
tensiones por el mero hecho del fanatismo innato de la persona, llegando a
tocar los filamentos del terrorismo.
Qué pueden merecer los jueces de
la calle con tanta persecución a sus espaldas. No soy verdugo de nadie pero a
veces me encantaría interpretar ese papel. Una última frase, un último deseo,
un póstumo aliento suplicando misericordias, mientras por sus mentes pasan
personas inocentes acusadas de ser como son, personas no aceptadas.
Lamentaciones caídas al vacío donde profundamente duerme la tolerancia.
Qué pretenderán también los
acusados cuando se ponen delante del toro y empiezan a burlarse de él. Un caso
actual y para nada sorprendente lo protagoniza el delantero de color de la
selección azzurra. Mario Balotelli se
adelantó a toda la vorágine de críticas que le llueven con una advertencia
lapidaria, si un plátano sobrevuela el césped en el que esté jugando, irá a la
cárcel por asesinato de un gracioso. La estupidez humana llega a tal extremo
que basta con que prohíbas algo para que enseguida todos se unan para imitar al
mono o lanzar fruta a donde sea. Afán por joder al otro y contestar a las
putadas que nos hacen.
Qué fácil resulta evadir nuestras
responsabilidades echando la culpa a inmigrantes. Señalamos siempre a los
mismos, mientras estos se callan para no sufrir mayores flagelaciones. Los
insolentes payasos griegos vestidos de superioridad cuyo lema es “Amanecer
dorado” cuentan entre sus filas con centenares de simpatizantes de la
desesperación. Proyectos de nazis con una copia barata de la más que reconocida
esvástica de los alemanes, que por su parte la robaron de la tradición budista.
Un crimen en toda regla. Una norma que nunca se cumple.
Qué pocos comentarios se escuchan
por parte los griegos acerca de uno de sus jugadores nacionales de baloncesto.
Su estatura intimida, pero parece ser que su color de piel pasa desapercibido
en este caso. Resulta que Sofoklis Schortsanitis nació en Camerún pero se le considera un heleno
más, no hay discusión posible con este animal de 208cm y aproximadamente 150kg.
No somos gilipollas, sabemos elegir.
Qué humilde coincidencia que
filósofos tan conocidos como Herodoto, Homero, Tales, Anaxímenes, Anaximandro,
Anaxágoras, Heráclito o Pitágoras sean tan prestigiosos y honrosos de ser
considerados griegos. Teóricos que llevaron a la cumbre las más intensas
filosofías que fueron expandidas por todo el mundo hasta llegar a nuestros
días. Pero por qué no se nos deja claro que todos estos personajes históricos
nacieron y desarrollaron sus extrañas conjeturas en lo que ahora es Asia Menor
y lo que fue antes Mileto. La filosofía griega plagada de influencias asiáticas
y turcas pero dudo que renieguen de eso también.
Qué poco recuerdo llega a la
mente de los griegos. Pioneros de la revolución sexual entre hombres y homófonos
reconvertidos en la cruda actualidad. Resulta difícil reconocer una de las
mayores verdades existentes en este terreno pantanoso para algunos. En la
antigua Grecia Es ya conocido que la homosexualidad tanto femenina como masculina era aceptada en Grecia,
grandes personajes de la época como Sócrates, Platón o Aristóteles tuvieron más
que roces con la homosexualidad. Muchos
de los estudiantes recibían una más que discutida sabiduría mientras, eran
penetrados por un leproso falo en ruinas, tarde o temprano el conocimiento
debía entrar por algún agujero. Pero no era mal visto, la belleza era un
símbolo que se extendió más allá de la diferencia sexual en la cultura griega.
Pero no estaba mal visto, para la cultura Griega la belleza era un símbolo que
se extendía más allá de la diferencia de sexos. No se trata de una polis con
vivencias de Sodoma y Gomorra, simplemente se daban unas elecciones individuales
y totalmente respetables basadas en la atracción por la perfección humana. Hasta
tal punto la sociedad está llena de nebulosa que estos descerebrados griegos
acechan los barrios gays de la ciudad para sembrar el pánico. Como si de una
constante llamada de atención necesitan su dosis de sentirse superiores al
resto. Los demás ciudadanos del mundo tampoco podemos ver a través del turbio
aire, creándose así un nuevo microclima para este miedo ambiente.
Qué significará para todos estos
xenófobos cabrones la figura de Nelson Mandela. El respeto es difícil
conseguirlo y es lo más fácil de echar por tierra. La dignidad perdida en cada
acto injustificable de esta raza humana con ideales diversificadotes. Muchos
son los contextos, numerosos los ejemplos. Rebeldes de piel humana y de
instinto animal, lo mejor para ellos sería que se pudrieran en sus vidas y
siguiendo esos pasos, que el racismo como raza, se extinga por completo.
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